La forma de hacer política en estos días resulta burda, descarada y poco ética. Esto, sin mencionar la carencia de discurso y propuestas ideológicas que retomen el adecentamiento y la bandera de las transformaciones sociales para reencauzar la involución moral de la que estamos siendo testigos y víctimas.
Los candidatos a cargos electivos se pasean cada 4 años por sus regiones o circunscripciones, ofertando la solución inmediata a las "necesidades" de la gente, apostando a la ignorancia y a la crueldad de un sistema que ha intentado adocenar conciencias prostituyendo la voluntad y la dignidad humana. Lo más peligroso de todo esto, es que esos "políticos" son elegidos por la mentira y el dinero, lo cual provoca que una vez gananciosos, tengan la capacidad del mago, de desaparecer y hacer lo que se le venga en gana, incluyendo el amedrentamiento para aquel que lo denuncie o se lamente.
El caso del Senador Williams en San Pedro, que luego de contar con el apoyo de su partido y con el dinero suficiente como para anular la voluntad de un pueblo hundido en la miseria, ganó la curul muy a pesar de no residir ni en el país ni en el pueblo, no nos resulta sorprendente. Pero aún menos sorpendente es, que el mismo señor haya sido involucrado con una estafa millonaria en los Estados Unidos (país en que reside), que la prensa dominicana se haya hecho eco de esa información y que a raíz de eso, el ciudadano Williams haya contratado unos "investigadores" para que visitaran de manera específica a algunos periodistas que previamente habian abordado el tema.
Todo parece un juego perfecto, incluyendo las declaraciones desparpajadas de este ciudadano, admitiendo su accionar para con los comunicadores dominicanos. Hasta qué punto valdrá la pena llenar las curules de nuestro congreso con tanta inmundicia. San Pedro no tiene quien lo represente, pero ha logrado que el lazo indisoluble de la solidaridad en contra del abuso de poder, se crezca. Y ojalá que en ese halo de protección que se ha gestado, podamos despertar y hacer de nuestra política un ejercicio digno, sobre la base de preceptos ideológicos claros y no sobre el chantaje pecuniario, obsoleto, agotado y podrido de unos cuantos, que insisten en destruir nuestra memoria y nuestros desafíos .
Los candidatos a cargos electivos se pasean cada 4 años por sus regiones o circunscripciones, ofertando la solución inmediata a las "necesidades" de la gente, apostando a la ignorancia y a la crueldad de un sistema que ha intentado adocenar conciencias prostituyendo la voluntad y la dignidad humana. Lo más peligroso de todo esto, es que esos "políticos" son elegidos por la mentira y el dinero, lo cual provoca que una vez gananciosos, tengan la capacidad del mago, de desaparecer y hacer lo que se le venga en gana, incluyendo el amedrentamiento para aquel que lo denuncie o se lamente.
El caso del Senador Williams en San Pedro, que luego de contar con el apoyo de su partido y con el dinero suficiente como para anular la voluntad de un pueblo hundido en la miseria, ganó la curul muy a pesar de no residir ni en el país ni en el pueblo, no nos resulta sorprendente. Pero aún menos sorpendente es, que el mismo señor haya sido involucrado con una estafa millonaria en los Estados Unidos (país en que reside), que la prensa dominicana se haya hecho eco de esa información y que a raíz de eso, el ciudadano Williams haya contratado unos "investigadores" para que visitaran de manera específica a algunos periodistas que previamente habian abordado el tema.
Todo parece un juego perfecto, incluyendo las declaraciones desparpajadas de este ciudadano, admitiendo su accionar para con los comunicadores dominicanos. Hasta qué punto valdrá la pena llenar las curules de nuestro congreso con tanta inmundicia. San Pedro no tiene quien lo represente, pero ha logrado que el lazo indisoluble de la solidaridad en contra del abuso de poder, se crezca. Y ojalá que en ese halo de protección que se ha gestado, podamos despertar y hacer de nuestra política un ejercicio digno, sobre la base de preceptos ideológicos claros y no sobre el chantaje pecuniario, obsoleto, agotado y podrido de unos cuantos, que insisten en destruir nuestra memoria y nuestros desafíos .
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