jueves, 7 de mayo de 2009

Aun se puede ser Dominicano.

No le basta al Congreso Nacional o a la denominada Asamblea Revisora, con ignorar a ciertos sectores que a través de propuestas bien argumentadas, se oponen a algunas modificaciones que se quiere insertar en NUESTRA Carta Magna. Y me refiero muy específicamente, al tema del ya famoso Artículo 30, no han valido manifestaciones, ni propuestas, ni opiniones médicas incuestionables, ni artículos de opinión, ni el repudio social a la torpeza jurídico-ética que quieren consagrar en NUESTRA Constitución, para que ello razonen o al menos escuchen. No ha valido NADA, después de todo son nuestros representantes y tienen razón. Cada uno de nosotros ejerció su derecho al voto y con él favoreció a uno que otro congresista.

La verdad es que siempre hay sus excepciones. Honorables y esperanzadoras excepciones. Mentes adecuadas a su tiempo, sensibles al dolor humano y garantes de los derechos de todos los seres humanos, sin distinción alguna y lo que es mejor, sin temor. Por ellos, sólo por ellos, sigue valiendo la pena.

No obstante todo el revuelo provocado por la insensatez de imponernos el famoso Art. 30, ahora venimos con el tema de la NACIONALIDAD, y el Congreso ya comenzó a actuar de la misma manera que hace unas semanas. Que si no hay acuerdo, que si se aprueba lo enviado por el Poder Ejecutivo, que Si que NO, que JUS SANGUINIS dicen los "nacionalistas", que Jus Solis dicen los más "liberales", que ambos, pues... y no hay un criterio definido.

Pero lo peor de todo esto, es el criterio imperante, y la defensa de algunos asambleistas al hecho de que sólo seamos dominicanos por jus sanguinis. Es decir, en principio sólo seremos DOMINICANOS quienes seamos hijos de dominicanos, e incluso aquellos hijos nuestros que nazcan en otras tierras y que no vengan a la Rep Dominicana ni por asomo, también serán dominicanos. Es decir, que estamos defendiendo negarle el derecho a la nacionalidad dominicana, a hijos de inmigrantes de cualquier parte del mundo (no sólo haitianos) y si éstos son ilegales y nacen y crecen en nuestro país serán siempre apátridas, porque bajo este esquema DOMINICANOS NO SON.

Leer este tipo de cosas en el Siglo en que estamos, me entristece, porque el porvenir se me hace estrecho. Y más cuando el trasfondo de estos conceptos es de índole racial y xenofóbico. Una negación de nuestra identidad como nación. Ahora pienso que muchos de los hombres y mujeres que han puesto nuestra patria en alto, bajo este esquema, no hubieran sido dominicanos. Tal vez ni mi familia lo fuera, por ser descendientes directo de inmigrantes libaneses.

Mi defensa siempre será por mi país y por todos los dominicanos y dominicanas que habitamos en este terruño, pero no sobre la base del desprecio y el odio injustificado a otro pueblo hermano. Que no nos cieguen las pasiones y que el razonamiento no nos abandone.

1 comentario:

Unknown dijo...

Faride:

I truly enjoyed your articles. It is of great intrest to know that there are people with common sense when it comes to taking the right path in the better management of Dominican political policy.