miércoles, 8 de octubre de 2008

Inquietud

“Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van.” Jose Ingenieros

Por Licda. faride Raful

Siempre hay que detenerse en el tumulto, sobre todo cuando el destino de la humanidad en estos días resulta incierto.

En mi último viaje a la ciudad de Las Vegas, recordé las palabras del Dr. Cesar Mella cuando me dijo en la ciudad de New York, que le agradaba visitar esa ciudad porque para él como medico psiquiatra, la observación de la interactividad humana, específicamente en esa urbe, le servía de laboratorio. Pero creo que no sólo a él le sirve como método de estudio e indagación de la conducta, si no también a personas que como yo, estamos muy lejos de desarrollarnos en esa ciencia.

Las Vegas es una ciudad espectacular, desde el punto de vista de sus edificaciones hoteleras, y las presentaciones artísticas que ofrece, ahora bien, “La ciudad del Pecado” como se conoce en Estados Unidos esta sui generis ciudad, es refugio de cuantas causas perdidas se puedan aglutinar.

La vida nocturna, que constituye una de sus mayores atracciones turísticas, aparte del libertino mundillo de las apuestas de juegos y cartas por doquier, es como diría el Dr. Cesar Mella, más que un laboratorio. Mujeres solitarias y embriagadas que no dudan en destapar su pecho para llamar la atención, soltándose de brazo en brazo a cualquier viril que tenga el gusto de conocer en ese instante. Hombres desesperados en su soledad, que detienen a pulso a toda mujer que le pase por el frente tomando como un insulto el desprecio de la fémina.

Polvo blanco en las narices, brazos marcados de inyecciones, tríos que parecen perfectos por las horas que dure la embriaguez o el nirvana, bailes exóticos, lesbianas sin amor, promiscuidad enraizada y nuevamente la soledad maldita que ahoga el mundo y nadie se quiere dar por enterado. Mientras estoy allí parada en una esquina, observando rostros, tratando de descubrir en las miradas su interno desasosiego, miles de niños mueren de hambre cada minuto, y mi país sigue hacia un derrotero del que creo posible aun podemos salir, pero me cuestiono, me cuestiono frente al futuro, frente a la vida, frente a nuestros compromisos sociales, frente a la creación de una nueva familia y el alcance un sueno interminable.

No será egoísta pensar en crear una familia en esta época donde parece que a nadie le importa nadie? En que mundo vivirán nuestro hijos? Que le quedara de lo que están haciendo los ignorantes del ensueño y las primaveras? Que deshumanización tan grande les tocara protagonizar? A que nivel de robotización llegaran nuestras naciones? Como enfrentaran nuestros hijos las pandemias producto de un inexorable calentamiento global que nuestros políticos no enfrentan? Me hacia estas interrogantes mientras el trago se me escurría de las manos, mis sentidos estaban siendo afectados por la música de la nueva era, que por cierto es también electrónica, mis amigos parecían haber coincidido conmigo sin mediar palabras, pero habían decidido disfrutar del terrible encanto de LV, arrastrándome a terminar la noche con mi cuestionantes y mis idilios, porque claro, no era ni el momento, ni el lugar.

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