miércoles, 21 de enero de 2009

...de la dignidad y otros fracasos...

por Faride Raful

"El indulto es un insulto", "Basta ya! de tanta impunidad!", "Si el pueblo coge lucha, que Vivian coja Carcel", estas y otras consignas eran vociferadas por un grupo de personas, en su mayoria jóvenes, que enarbolando la bandera de la DIGNIDAD mostraban su inconformidad y descontento con una de las últimas decisiones presidenciales. Y yo que estuve ahí presenciando y participando con el puño en alto, me ilusioné al percatarme de que como dice la canción "...no todo esta perdido...".

Hay gente despierta, alerta, que aún conserva su capacidad de asombro. Gente a quien no le han robado el alma, ni le han cegado el sendero por el que gravitan sus sueños. Gente osada que levanta su voz contra las injusticias y el desconsuelo. Gente que sobrevive ante tanta podredumbre y desvalorización. Gente que paga el precio del "rechazo social" por un poco de equidad y armonía.

Estoy convencida que el precio por matener la dignidad es más elevado que el que te han de pagar por perderla. Oh Digna! para qué? para vivir con la conciencia y nuestro propio yo, para vivir con la certeza de crear un porvenir a nuestros hijos, de establecer metas capaces de beneficiar a la mayoría y no a unos cuantos que se creen libres y viven esclavos de sus estrategias malsanas y mueren en vida con el dolor y las entrañas podridas de estiércol y miseria.

Dignidad para que sepan que somos diferentes, que en esta selva aun quedan mariposas y Palomas sobrevolando atardeceres convirtiendose en esperanza. Dignidad para que nuestros hijos sonrían en paz al escuchar nuestros nombres, Dignidad para danzar con los buenos del mundo en la magia de una realidad distinta y hermosa. Dignidad para que los ladrones cómplices de nuestro sistema y de nuestros gobiernos entiendan que para ellos no existe el perdón, sino la condena de sus acciones y su andar vagabundo por la tierra como gusanos.

Nadie nos adormece ni nos escupe en el rostro la desfachatez de que son capaces las ratas, no hay momentos de Gloria porque la verdadera, esa de que habla las escrituras es Eterna y nuestros ojos seguirán advirtiendo el dolor y la sangre para algún día tomar con nuestras propias manos el destino del verdadero porvenir.

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